Tino Díez en Argentina Tango - Letras con realidad social

Nuestro buen amigo Tino Díez dedicado al estudio, análisis y promoción del tango desde esas dos ciudades hermanadas del sur bonaerense, Ingeniero White y Bahía Blanca, se adentra en un análisis muy interesante… que además viene muy a cuento cuando se habla de redes sociales y de protestas idem…
¿El tango refleja en sus letras, la realidad social?
Las letras de tango, según se suele expresar abarcan todos los temas que transita el laburante, el bacán, el desprecio, el amor y el desamor, la lealtad y la traición, el conventillo, el café, el cordón y la yeca. Todo lo abarcaron los poetas tangueros, pero aun se mantiene la duda, en ciertos investigadores, si el tango ha incursionado en el aspecto social..
Ricardo Horvath, en sus comentarios radiales “Café, bar y billares” que se reunieran en un pequeño libro editado por Editorial Desde la gente, comenta este punto de vista, recordando que dicha postura es vertida por el uruguayo Hugo García Robles, en un opúsculo “El cantar opinando” aparecido en 1969, en Montevideo. Y que sólo reconoce dos tangos con denuncia social, “Acquaforte” de Horacio Pettorossi (Horacio Gemignani Pettorossi) y Juan Carlos Marambio Catán y “Al pie de la Santa Cruz”, de Mario Battistella y Enrique Delfino, excluyendo los temas de Discépolo
Lo curioso es que otro uruguayo, Horacio Ferrer, que está de acuerdo con García Robles, es autor de dos composiciones con Ástor Piazzolla, que oportunamente fueron prohibidas por su contenido “molesto”, como lo son “Chiquilín de Bachín”, síntesis casi perfecta de la infancia olvidada y postergada y “La bicicleta blanca”, donde se reedita el calvario del sacrifico de Jesús.
Precisamente el tango “Gólgota” de Francisco Floreal Gorrindo y Rodolfo Biagi, se refiere a la misma figura, para expresar el dolor ante la hipocresía de bajar avergonzado la cerviz, para lograr el pan de cada día: “Arrodillado frente al altar de la mentira/ frente a tantas alcancías/ que se llaman corazón”, como lo es “Las cuarenta”, con música de Roberto Grela, donde descarnado de esperanzas, convencido de lo inútil de pensar, renegando de todo y de todos con lo bueno y lo malo a cuestas y sabiendo que el “amigo que es amigo siempre y cuando le convenga,/ y sé que con mucha plata uno vale mucho más” y en un fatalismo discepoleano “Todo es grupo, todo es falso”, rica en matices de profundo contenido en el reclamo social, no se puede olvidar a este poeta quilmeño, como uno de los poetas sociales del tango.
El payador perseguido Luis Acosta García es autor con Magaldi de otro tango desesperado, “Dios te salve m´hijo”, que pinta el fraude, el caudillaje político y la prepotencia social.
Y existen también tangos que reflejan colores políticos, como “Unión cívica” de Domingo Santa Cruz o “El descamisado” de Enrique Pedro Maroni.
Sin duda la cruda poesía de Enrique Santos Discépolo, constituye un impresionante compendio de rebeldía y protesta, desde el dolor personal y también desde lo colectivo. Al mayor contestatario social del tango, le bastaría citar únicamente su “Cambalache”, para justificar su filosofía frente a la vida (“Filósofía en moneditas”, diría Julián Centeya) ante los desgarros particulares que se repiten infinitamente, con innúmeros reflejos en espejos enfrentados.
Es imposible que alguien pueda decir que no empuña el pincel dramático cuando entre otros versos testimoniales dice en “Que vachaché” :“El verdadero amor se ahogó en la sopa/ la panza es reina y el dinero Dios”. O cuando se lamenta:“que chiflao por su belleza/ quité el pan a la vieja,/ hice ruin y pechador...” (“Esta noche me emborracho”)
Y tantos reclamos más en los tangos de Discepolín, verdaderos testimonios del calidoscopio de las desventuras y miserias humanas.
Si hablamos de Pettorossi, no podemos dejar de citar como una proclama mundial “Silencio” un canto fervoroso rechazando la violencia de la guerra, Menos universal y más cotidiano, nos dejó sus tangos “Galleguita” que pinta las debacles sociales. Otros como “Se va la vida”, “Lo han visto con otra”, “Esclavas blancas” o “Fea” reflejan verdaderos dramas personales ante el rechazo social, el olvido y el culto a la belleza y su comercio infamante.
Siguiendo con Battistela (Mario Zoppi Bates Stella), fue muy combatido justamente por su letras desde 1917 cuando creo los versos del tango “Se viene la maroma” junto a Enrique Delfino y Manuel Romero: “Cachorro de bacán/ andá achicando el tren/ los ricos hoy están/ al borde del sartén (..) Hasta tendrás que entregar a tu hermana/ para la comunidad”; el ya citado “Al pie de la Santa Cruz”, también con Delfy y en el año 1962, su interdicto “Bronca” con Edmundo Rivero, quien ante la veda impuesta a su difusión por la ficción democrática del doctor Arturo Frondizi, decidió no cantarlo más y sólo se conoce otra versión de Osvaldo Pugliese con Alfredo Belusi.
Don Osvaldo, firmes sus convicciones morales y sociales fue sin lugar a dudas la expresión más palmaria del reproche popular, cuando por sus ideas comunistas, la orquesta actuaba con un clavel sobre el piano y sin el maestro encanutado en Devoto
Y en ese ámbito se crearon tangos que nadie se atrevió a cantar y algunos permanecen inéditos, salvados de las razzias policiales y de los atropellos represivos que destruyeron todo lo que pudieron en el hogar de don Osvaldo.
Así “Milonga para Fidel, con letra de Domingo Arce (Domingo Arcidiacono) sólo tiene la grabación de Pugliese con Jorge Maciel, pero existen más de media docena de temas del propio Arce en letra y música y alguna con composición musical de don Osvaldo, cuyas partituras circulan entre sus familiares y los de Pugliese, desconocidas para el público tanguero.
Otras, que se ensayaron y estrenaron ante familiares de visita a la cárcel, con música de “Chicharrita” y letra de Jacobo Amar, también dentro del mismo paquete de inéditos, siguen esperando que alguien se anime a cantarlos. El poeta Norberto Amar, hijo de Jacobo, me ha contado que entre ellos el tango “La pintada”, lo escuchó el día que celebraban su octavo cumpleaños, en la visita ala cárcel de Villa Devoto (el tema de los reclamos sociales, en puentes, paredones y medianeras) y que componía una tríada de tangos completada con “Parar la olla”(la misión imposible para muchas familias, en especial para aquellos cuyos cabeza de familia estaban presos, por el delito de pensar) y “34 a comer” (un tema testimonial que representaba las tandas de presos que llamaban a comer, en la cárcel).
Y también de la autoría de Pugliese y Modesto Raúl Morales Miramonti, se estrenó entre rejas “No juegues a la guerra” un canto pacifista que casi es desconocido por haberlo grabado sólo el propio Pugliese
Hay muchos más autores de letras que tratan desigualdades, personales, laborales, etc., que produjeron, pro ejemplo, “El 45” de Eladia Blázquez, por nombrar elípticamente a Perón; “Guerra a la burguesía” que data de 1901 y fue rescatado por Virgilio Expósito en los años 70 (“Es un deber/ justo y leal/ que el pueblo luche/ por la existencia”), como otro testimonial titulado “Vasena” y referido obviamente a las empresas metalúrgicas y las huelgas en su ámbito.
El tango “Pan” de Celedonio Flores y Eduardo Pereyra, sin olvidar “Al mundo le falta un tornilllo” de José María Aguilar y Enrique Cadícamo. En en su tono festivo, dice verdades terribles.
Hay un juez del fuero laboral, Horacio Vaccari, que produjo temas inéditos como “País de la bicicleta”, “Buenos Aires que querés” y “Gorrión con bolsillos, entre otros. Todos duermen escondidos en temerosos cajones de cantores y músicos que no se atreven a darle difusión.
Pero detrás de su formidable producción poética, quedó oculto otro poeta contestatario, Homero Manzi (Homero Nicolás Manzione Prestera), que firmaba esos temas con el seudónimo Arauco ("rebelde" en quichua) y que, como un símbolo, en el documental recientemente difundido, "Homero Manzi, un poeta en la tormenta".pinta a un Homero, casi niño, que les entrega la letra de los estribillos a los seguidores radicales de ese tiempo. De su inspiración, “Así es el tango” ( Hay también tristeza en el arrabal/ y rencor/ de horario y de jornal”), “Quinta edición” (crítica a la prensa sensacionalista) y “Manicomio” (Manicomio/ en el Chaco dan abrigo/ y en el polo no los dan/ en la chacra sobra trigo/ y en las mesas falta el pan”)
Como para contener a los más notorios autores de tangos con letras cuestionadas o que causaron rispideces en las clases y en el clero manipulando gobiernos y propiciando la censura en nombre de la moral y las buenas costumbres, podríamos nombrar otra vez a Celedonio Flores, que escribió la letra del tango “Porque canto así”, verdadera elegía popular de la miseria y de la hambruna. O “Muchacho” (que porque la suerte quiso vivís en primer piso de un palacete central”) en contraposición con “Pan” que descarnadamente muestra las consecuencia de la crisis de los años 30, que se extiende en la temática de “Gorriones” con música de Eduardo “Chon” Pereyra cuando pinta el aguafuerte de las penurias de los chicos de la noche, canillitas, cirujas o dejados de la mano de Dios: “El sol es el poncho del pobre que pasa/ mascando rebelde blasfemias y ruegos/ pues tiene una horrible tragedia en su casa/ tragedia de días sin pan y sin fuego”.
También Hugo La Rocca, le puso el pentagrama a “Audacia” de Cele, donde se reprochan actitudes, cuando dice: “Me han contado y perdonáme que te increpe de este modo/ que la vas de partenaire en no sé qué bataclán,/ que has rodao como potrillo que lo pechan en el codo,/ engrupida bien debute por la charla de un bacán.”, donde si bien parece un diálogo desesperanzado, desnuda el comercio degradante y ultrajante de mujeres por proxenetas, alcahuetes y vividores.
Cátulo Castillo, dramáticamente en “Testamento tanguero” se desangra con encarnados versos “Viví en la fe de la esperanza/ que no pudimos descifrar.../ Vos, aguantame, che ciudad.../ ¡Voy a ladrarle a Dios.../ un poco más!” y como retomando el inconcluso legado de Discepolín, “Yo, que a lo largo del viaje/ sufrí tus ultrajes/ en mi soledad...”, en “Mensaje”, entiende su dolor y pone en sus versos: “Yo, tan chiquito y desnudo/ lo mismo te ayudo/ cerquita de Dios” .
En “Una canción” que musicalizó Aníbal Troilo, Cátulo esconde sus presentimientos “La dura desventura de los dos/ nos lleva al mismo rumbo, siempre igual” y en “La cantina” con agridulce sabor concluye “Tarantela del barco italiano/ la cantina se ha puesto feliz,/ pero siento que llora lejano/ tu recuerdo vestido de gris”, que retoma en “Desencuentro”. Cuando concluye: “Por eso en tu total/ fracaso de vivir,/ ni el tiro del final/ te va ha salir”.
Si el miedo o el rechazo a la muerte, no es un modo contestario, rebelde y socialmente natural, bastaba sólo la historia de Cátulo Castillo que vivió - como había vaticinado el gran Discépolo, en el tango “Uno”- la agonía de llorar su propia muerte..
Fuente: “Café Bar Billares” de Editorial Desde la Gente
Tino Díez
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